Fabricar bajo pedido es, por definición, un sinónimo muy cercano al JIT, por lo que habrá que cumplir los requisitos que ya conocemos: un flujo Pull fiable y flexible que habrá que extender a la cadena de suministro.
Fiabilidad implica que todos los eslabones cumplen, empezando por nuestros proveedores así como nuestra planificación ya que debemos tener la certeza absoluta de que no nos van a faltar materiales. Y flexibilidad supone un sistema de aprovisionamiento ágil, con lead-times cortos y unos stocks ajustados de materias primas y componentes.
También deben ser fiables nuestras máquinas, de alta eficiencia, y nuestro personal, que deberá ser eficaz y presentar bajos índices de absentismo. Esto será necesario en fabricación y, por lo general, en todos los departamentos de operaciones.
La flexibilidad de una línea es su capacidad para fabricar múltiples referencias con un lote tan corto como lo requiera el cliente. Esto supone una línea de producción mezclada con un tiempo de cambio mínimo entre las distintas referencias, lo cual puede resultar complejo con según qué máquinas.
¿Hay que llegar hasta el lote unitario? Salvo en casos de estricto JIT como en algunos componentes de automoción, en la mayoría de los casos, un lote menor al diario no tiene sentido si luego se me van a juntar las producciones en el almacén. Dependerá pues de la frecuencia de entregas.
Conviene que la línea tenga la máxima flexibilidad pero programar más cambios de los que pide la demanda, aunque el tiempo de cambio fuera cero, es absurdo ya que sólo añade complejidad.
Hay también soluciones no Lean para ganar en flexibilidad como, por ejemplo, desconectar máquinas del flujo, penalizando la eficiencia, o disponer de un determinado porcentaje de sobrecapacidad en la instalación.
Resumiendo: mediante procesos integrados, trabajando Pull y siendo flexibles y fiables obtendríamos lead-times de fabricación muy cortos, lo que nos permitiría cumplir con los plazos de entrega de los pedidos de cliente.
Como siempre, las características del producto y del proceso determinarán si es posible fabricar de este modo. Algunas líneas, por mucho que se estudie el proceso de cambio, tienen tiempos técnicos, por ejemplo, de lavado, con lo que una excesiva rotación de referencias implicaría pasar más tiempo cambiando que produciendo.
La logística puede ser otro escollo. Entregar las piezas una a una es algo que se puede hacer pero encareciendo el precio. La filosofía Lean, partidaria de lotes menores y más frecuencia de entregas, con vehículos más pequeños, multi-referencia y multi-cliente, supone un enfoque muy atractivo pero que habrá que analizar su viabilidad económica. Lo mismo en las compras donde, además, hay descuentos por volumen.
En líneas generales, un producto que se fabrica bajo pedido suele tener una cierta entidad, personalizado o con características premium, etc., es decir, suele ser más caro para poder repercutir mayores costes.
Otra variable fundamental es el proceso de compra de los clientes. Muchas veces no existe un pedido como tal. De este modo, productos genéricos de gran consumo tienen todo el sentido que se fabriquen contra stock.
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