La organización participativa

La organización participativa

La dinámica consistente en implicar a los operarios es sólo una primera fase hacia una organización más participativa. De hecho, hasta el momento no hemos propuesto nada más para motivarles que considerar puntualmente su opinión.

Sin embargo, para lograr una verdadera motivación será necesario realizar una serie de cambios estructurales de una cierta entidad para que en la organización futura el trabajador tenga un mayor poder de decisión y se fomente su iniciativa personal en la operativa diaria.

Vamos pues a imaginar una utopía de cómo podría ser esta organización participativa, con la voluntad de tener una empresa ágil, sin tantos intermediarios y que aprovechara al máximo el capital humano y el talento de sus empleados.

La estructura debería ser más plana y horizontal. En una pyme, 3 niveles podrían ser suficientes: el director general, un responsable de producción y el equipo de trabajadores. Esto sí es una verdadera integración vertical y, además, supone una considerable reducción del coste de la mano de obra indirecta.

Entre el responsable de producción y un líder rotatorio del grupo de operarios asumirían los roles del encargado o jefe de sección, una figura supervisora que ya no sería necesaria y que, recordemos, era una de las causas principales de desmotivación del operario que, además, actúa como filtro a través del cual la gerencia pierde información de primera mano de la realidad de la planta.

Los operarios se agruparían en unidades de decisión descentralizadas que, con un elevado grado de autonomía, llevarían a cabo las iniciativas que ellos creyeran convenientes, en colaboración con los especialistas técnicos de la empresa. Los operarios tendrían plena responsabilidad sobre el proceso productivo y su función consistiría en maximizar la eficiencia de su línea de producto, desde el aprovisionamiento hasta la entrega del producto final. No solo harían trabajos de producción sino de gestión, planificación, logística, mantenimiento, control de calidad, etc.

Cada equipo podría recibir una parte de retribución variable colectiva para todo el grupo, según los resultados obtenidos. No forzosamente se trataría de un incentivo ligado a la productividad sino que bien se podrían considerar otras variables a definir en cada caso, por ejemplo, eficiencia, calidad, lead-time, seguridad, absentismo, etc. El propio colectivo de trabajadores podría incluso participar en la definición de este sistema de incentivos.

Esta descripción es el estadio final de la evolución participativa ya que supone una verdadera redistribución de poder de los mandos a los operarios y esto sólo es posible en un escenario donde los operarios estén muy alineados con los objetivos corporativos.

No se trata de democratizar la empresa, seguiría existiendo una jerarquía y cadena de mando para las cuestiones más estratégicas pero el muchos por cien de las cuestiones operativas se podrían resolver directamente en planta de forma autosuficiente.

Sobre el autor

Jordi Planelles administrator

Deja una respuesta