Acerca de la bibliografía Lean

Acerca de la bibliografía Lean

Hay una gran cantidad de títulos que cuentan las excelencias del método Lean con un afán divulgativo pero también inequívocamente propagandístico. Leyendo, por ejemplo, el gran clásico de James Womack y Daniel Jones: “Lean Thinking” (publicado por primera vez en 1996 y con sucesivas ediciones), se nos trata de convencer que la metodología funciona, pero a modo de dogma, sin entrar al detalle. Nos ponen algunos ejemplos, pero se limitan a exponer un punto de partida y las grandes mejoras conseguidas mediante la aplicación del Lean, como si fuera tan sencillo.

La cuestión es que, más allá de las ideas básicas, uno no termina de interpretar cómo se llevó realmente a término el proyecto: cuáles fueron las medidas que se aplicaron, con qué procedimientos, los problemas que surgieron y su resolución, etc.

Por este motivo, cuando nosotros leímos en su momento este tipo de libros como complementos formativos, nos supieron bastante a poco. Si nos teníamos que convertir en especialistas en base a la bibliografía, lo llevábamos claro.

La experiencia, por supuesto, se obtiene en la práctica (por este motivo, un consultor tiene que ser necesariamente sénior), tras ver multitud de sectores, procesos, buenas prácticas, ensayar y consolidar soluciones, etc. Nada de eso aparece en los manuales: allí el no valor añadido es evidente y fácil de eliminar, el flujo se crea sin problema ninguno y el JIT se aplica como si nada.

Todo se queda en el plano teórico. Sin una argumentación del porqué de las técnicas ni una reflexión acerca de bajo qué condiciones se pueden aplicar, está claro que no vamos a llegar al fondo de la cuestión y, mucho menos, ser capaces de replicar nosotros la metodología cuando nos pongamos a ello en un caso particular.

Como sucede con cualquier doctrina, el Lean no es ninguna verdad absoluta, y abrazarla sin cuestionarla es un error ya que se pierde la necesaria perspectiva. Hay puristas de perfil comercial y también de perfil técnico que puedan exclamarse ante una determinada propuesta con algún exabrupto del estilo: “¡Esto no es Lean!”, dicho como si nos hubiéramos desviado de un dogma incuestionable.

Hay que analizar todas las medidas. En algunos casos la solución Lean puede ser demasiado agresiva e incluso ineficiente o quizás dudosamente rentable ante un determinado brownfield. Resumiendo, las reflexiones de este blog no pretenden ser el equivalente al siguiente manual sobre las virtudes del Lean sino presentar una metodología mejorada o, al menos, mejor explicada.

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Jordi Planelles administrator

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